
En septiembre, las ventas mundiales de vehículos eléctricos e híbridos enchufables alcanzaron un máximo histórico, impulsadas por China —donde los fabricantes domésticos aceleraron entregas con recortes de precio y nuevas baterías LFP— y por picos mensuales en EE. UU. y Europa gracias a incentivos regionales, disponibilidad de modelos y mayores redes de carga; el tirón vino de segmentos “mainstream” (SUV compactos y sedanes) con versiones de rango medio, mientras que el lujo aportó volumen en ciudades con buena infraestructura.
Del lado de la oferta, la mayor capacidad de celdas en Asia, acuerdos de suministro de litio/níquel más estables y estrategias de “descuento + financiamiento” redujeron el costo total de propiedad, mejorando conversión en concesionarios; en paralelo, flotas corporativas y de reparto aceleraron renovaciones por objetivos ESG y beneficios fiscales, y varios países adelantaron metas de emisiones para 2026–2027, empujando a marcas tradicionales a priorizar variantes enchufables.
Aun así, persisten desafíos: presión en márgenes por guerra de precios, cuellos en puntos de carga rápidos en corredores interurbanos, y señales de “fatiga de adopción” en determinados estados de EE. UU.; de cara al cuarto trimestre, la clave será mantener el ritmo de entregas sin deteriorar rentabilidad, asegurar disponibilidad de modelos de entrada y sostener la confianza del cliente con garantías de batería, planes de financiación claros y mejor información sobre autonomía real en invierno.











