
Samsung ha dado un paso audaz en la integración de la salud y la tecnología con el anuncio de dos innovaciones que podrían transformar el cuidado médico preventivo: la detección temprana de disfunción ventricular sistólica izquierda (LVSD) desde sus relojes inteligentes Galaxy y el desarrollo de un dispositivo EEG que se coloca alrededor de la oreja para analizar la actividad cerebral.
Ambas tecnologías están impulsadas por inteligencia artificial y prometen redefinir la manera en que las personas monitorean su bienestar físico y mental. El nuevo algoritmo de detección de LVSD fue desarrollado en colaboración con la empresa surcoreana Medical AI y ya se aplica en más de un centenar de hospitales de Corea del Sur, donde se monitorea mensualmente a más de 120,000 pacientes.
Samsung planea adaptar esta misma tecnología a sus Galaxy Watches, utilizando los sensores PPG integrados para medir la frecuencia cardíaca sin necesidad de agregar hardware adicional. La función ya cuenta con aprobación regulatoria del Ministerio de Alimentos y Medicamentos de Corea del Sur (MFDS), aunque por ahora se presenta como una herramienta de bienestar general y no como un diagnóstico médico formal. La disfunción ventricular sistólica izquierda es una condición en la que el ventrículo izquierdo del corazón pierde fuerza al contraerse, lo que puede derivar en insuficiencia cardíaca.
Se calcula que esta alteración representa aproximadamente el 50 % de los casos de insuficiencia cardíaca en el mundo. Detectarla en etapas tempranas puede marcar la diferencia entre un tratamiento oportuno y una evolución grave de la enfermedad, especialmente porque muchos pacientes no presentan síntomas iniciales evidentes. Paralelamente, Samsung trabaja junto a la Universidad de Hanyang en un dispositivo EEG innovador que rodea la oreja para medir la actividad cerebral.
Este sistema busca capturar señales neuronales sin recurrir a los electrodos tradicionales colocados sobre el cuero cabelludo, ofreciendo una experiencia mucho más cómoda y adaptable a la vida diaria. Entre sus aplicaciones experimentales se incluyen la detección de somnolencia en tiempo real y el análisis de preferencias cognitivas frente a contenidos audiovisuales, con una precisión que, según las pruebas internas, alcanza el 92,86 %.
Aunque todavía se encuentra en fase de prototipo, los investigadores aseguran que podría convertirse en una herramienta clave para monitorear la salud mental y mejorar la productividad en entornos laborales o académicos. Estas innovaciones reflejan la estrategia de Samsung de evolucionar sus wearables más allá del conteo de pasos o la medición del pulso.
Con esta visión, la compañía busca convertir sus dispositivos en verdaderos centinelas biomédicos capaces de anticipar riesgos y apoyar a la medicina preventiva. Los expertos en salud digital destacan que el uso de algoritmos avanzados y la recolección continua de datos fisiológicos podría cambiar la manera en que se detectan enfermedades crónicas, reduciendo hospitalizaciones y costos médicos.
Sin embargo, también surgen desafíos importantes. El uso de datos neurológicos plantea dilemas éticos sobre privacidad y consentimiento, especialmente si la información llegara a emplearse con fines comerciales o de personalización de contenidos. Además, aunque las tecnologías cuentan con autorización en Corea del Sur, su implementación internacional dependerá de las regulaciones de cada país.
Samsung, con estas dos apuestas, confirma su liderazgo en el sector de la salud digital y su compromiso con la innovación centrada en las personas. La empresa surcoreana busca integrar ciencia, bienestar y tecnología para acercar a los usuarios a una nueva era en la que los relojes inteligentes no solo midan el tiempo, sino también el ritmo de la vida.











