
Estados Unidos y Japón han inaugurado lo que ambos describen como “una nueva edad de oro de alianzas”, firmando un acuerdo histórico sobre tierras raras y minerales críticos. El pacto busca asegurar el suministro estable de recursos esenciales para la producción tecnológica y energética, luego de que China impusiera nuevas restricciones a la exportación de estos materiales estratégicos.
Las medidas chinas, que exigen permisos adicionales para maquinaria y productos derivados, han complicado el acceso global a elementos utilizados en baterías, vehículos eléctricos y turbinas eólicas. El acuerdo, firmado tras la reunión entre el presidente estadounidense Donald Trump y la primera ministra japonesa Sanae Takaichi en Tokio, pretende fortalecer la resiliencia y seguridad de las cadenas de suministro entre ambas potencias.
La Casa Blanca destacó que Estados Unidos y Japón identificarán proyectos conjuntos para reducir la dependencia de fuentes externas, movilizando tanto inversión pública como privada. Según fuentes cercanas, Takaichi ofreció además un ambicioso paquete de inversión valorado en 550.000 millones de dólares, con énfasis en construcción naval, energía y agricultura, como señal de confianza económica mutua.
La alianza refuerza la posición de ambos países frente a la influencia industrial de China, mientras Washington y Tokio buscan consolidar un frente tecnológico y energético compartido. En tono cordial, Takaichi destacó su intención de nominar a Trump al Premio Nobel de la Paz, valorando sus esfuerzos de mediación internacional. El mandatario estadounidense agradeció el gesto y subrayó que la cooperación entre Estados Unidos y Japón “marcará el rumbo de la estabilidad global”.
Trump continuará su gira asiática con una reunión prevista con el presidente chino Xi Jinping, un encuentro que podría abrir un nuevo capítulo en la relación comercial entre las dos mayores economías del mundo.











