"El mayor acuerdo de ventas de Defensa de la historia", así ha descrito la Casa Blanca el contrato de venta de cerca de 142.000 millones de dólares que ha cerrado este martes el presidente estadounidense, Donald Trump, con Arabia Saudí, en la primera parada de su primera gira internacional desde su regreso al Despacho Oval. El paquete de contratos se centrará en la modernización de las fuerzas aéreas saudíes, misiles, seguridad marítima, fronteras y comunicación. También incluye un "amplio entrenamiento y apoyo para fortalecer las fuerzas armadas saudíes", según ha indicado Washington.
Una docena de firmas de Defensa estadounidenses podrían beneficiarse del pacto, que incluye un compromiso saudí de inversiones valoradas en 600.000 millones de dólares en Estados Unidos, con contratos que beneficiarán a sectores diversos, desde la seguridad energética hasta el desarrollo tecnológico, infraestructuras y minerales críticos. Trump firmó los acuerdos con el príncipe heredero Mohammed bin Salman en Riad, tras varias reuniones en las que participaron el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, así como varios empresarios, desde el asesor presidencial y CEO de Tesla, Elon Musk, hasta los directores de los conglomerados de empresas inversoras, BlackRock y Citigroup.
El objetivo de Trump en su viaje por Oriente Próximo -en el que se espera que pase también por Qatar y Emiratos Árabes Unidos- es dar un empuje comercial y de Defensa en sus relaciones con los países del Golfo, en medio de la polémica por su guerra arancelaria global que ha agitado los mercados durante semanas. "Realmente creo que nos gustamos mucho", declaró Trump durante la firma de los contratos con bin Salman, según escucharon varios periodistas presentes en Riad. La declaración de la Casa Blanca no deja claro si el acuerdo incluye la venta de los cazas F-35, que Arabia Saudí quiere adquirir desde hace años.
El miércoles, Trump retomará las reuniones comerciales en Riad antes de viajar a Qatar. En la capital saudí se reunirá con el presidente sirio, Ahmed al Sharaa, en su primer encuentro oficial desde que derrocó al régimen de Bashar Asad en diciembre. "Las sanciones fueron brutales y devastadoras, cumplieron una función importante en su momento, pero ahora les toca brillar. Las estamos eliminando todas... Así que os digo, ¡Buena suerte, Siria!", anunció Trump durante el foro económico en Riad y aseguró que el príncipe heredero había presionado para convencer a Washington de que levantara las sanciones.
Los líderes del Golfo han apoyado al nuevo Gobierno de Damasco y buscan desde hace meses fórmulas para relanzar el país, cuya economía está devastada tras trece años de guerra. La gira de Trump coincide, además, con los lugares donde su familia -principalmente sus dos hijos mayores- desarrolla grandes proyectos inmobiliarios para la construcción de hoteles de lujo, complejos de golf y rascacielos. Pese a su enfoque económico, Trump llega a Oriente Próximo arrastrando varios conflictos abiertos pendientes: desde la guerra en Gaza hasta el programa nuclear de Irán, pasando por un posible reunión tripartita con Ucrania y Rusia en Turquía.
En su primera legislatura no consiguió que sus dos principales aliados regionales, Arabia Saudí e Israel, normalizaran relaciones; y ahora, en su segunda visita, estos dos países están aún más distanciados que hace un lustro. Riad sigue presionando para que Washington se convierta en un gran socio sin condiciones, mientras que Tel Aviv podría estar atravesando un nuevo rifirrafe con Trump, que ha negociado por su cuenta el alto el fuego en sus ataques contra los hutíes en Yemen -enemigos de Israel- y la liberación del último rehén estadounidense capturado por Hamas. La ausencia de una parada en Israel ha causado preocupación por un creciente descontento de Trump con el primer ministro, Benjamin Netanyahu.
"El mensaje a la región es claro: Israel ya no es una prioridad de los Estados Unidos", aseguró Itamar Eichner, corresponsal de diplomacia del diario israelí Ynet. Sin embargo, el presidente estadounidense da prioridad al cierre de acuerdos comerciales y de seguridad con los socios del Golfo y actualmente, este acercamiento no pasa por normalizar sus relaciones con Israel. Si bien era una exigencia de Washington a Riad, que no se unió a los Acuerdos de Abraham para normalizar relaciones con Tel Aviv - firmados por EAU, Bahrein y Marruecos- Trump ha dado señales de estar dispuesto a estrechar lazos con Arabia Saudí sin condiciones.
Sobre la mesa está incluso un posible acuerdo de cooperación nuclear civil, según confirmó el mes pasado, el secretario de energía estadounidense, Chris Wright. El programa nuclear saudí ha despertado preocupación por los defensores del control de armas, después de que Bin Salman aseguró que buscaría desarrollar armas nucleares si Irán lo hace. "Sin duda, si Irán desarrollara una bomba nuclear, haríamos lo mismo lo antes posible", declaró el príncipe heredero. La gira de Trump en Oriente Próximo podría contar con una parada en Turquía, si el presidente considera "útil" unirse a las conversaciones entre Kiev y Moscú. El encuentro, previsto para este jueves, aún no cuenta con la confirmación de asistencia de la parte rusa. Por su parte, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, aseguró que "esperará" a su homólogo ruso, Vladimir Putin, en Turquía.
