Una semana y media después de que agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) arrestaran a 475 trabajadores —en su mayoría surcoreanos— en una planta de baterías en construcción en el estado de Georgia, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió al declarar que “les da la bienvenida” y que el país “necesita” de su talento.
Las detenciones, realizadas en instalaciones gestionadas por las compañías surcoreanas Hyundai y LG, habían generado fuertes protestas en Corea del Sur, uno de los principales aliados de Washington en Asia. En un mensaje publicado en su plataforma Truth Social, Trump afirmó que estos trabajadores altamente calificados representan una oportunidad de aprendizaje para la industria estadounidense.
“Les damos la bienvenida, damos la bienvenida a sus empleados, y estamos listos para decir con orgullo que aprenderemos de ellos y que, en algún momento en un futuro no muy lejano, seremos incluso mejores que ellos en su propio ‘juego’”, escribió el mandatario. Trump agregó que Estados Unidos necesita trabajadores extranjeros calificados para recuperar su capacidad de fabricar “productos extremadamente complejos” como chips, semiconductores, computadoras, barcos y trenes.
“Tenemos que aprender de otros para fabricarlos o, en muchos casos, tenemos que volver a aprender porque solíamos ser excelentes en eso, pero ya no”, señaló, asegurando que su intención no es “asustar o inhibir las inversiones” extranjeras en el país. Las declaraciones del presidente contrastan con el tono más duro que mantuvo durante su campaña electoral, cuando prometió deportar a millones de inmigrantes sin papeles y endurecer los controles fronterizos.
Desde su llegada a la Casa Blanca, el ICE ha intensificado las redadas en fábricas y lugares de trabajo, con agentes enmascarados realizando detenciones masivas que han sido duramente criticadas por organizaciones de derechos humanos y por gobiernos aliados. Aunque la Casa Blanca no ha anunciado medidas concretas para resolver el caso de los trabajadores surcoreanos detenidos, el giro en el discurso de Trump busca calmar las tensiones diplomáticas y enviar un mensaje de seguridad a las empresas extranjeras que invierten en el país, en momentos en que Estados Unidos compite por atraer capital y talento en sectores tecnológicos estratégicos.