Amazon se prepara para enfrentar una de las demandas colectivas más grandes en la historia de Estados Unidos después de que un juez federal en Seattle dictaminara que las acusaciones contra la compañía respecto a su trato con los vendedores externos pueden proceder a nivel nacional. La demanda, presentada originalmente en 2021, alega que Amazon violó las leyes antimonopolio federales al obligar a los comerciantes independientes que venden en su plataforma a aceptar no ofrecer precios más bajos en otros sitios en línea.
Los demandantes argumentan que esta práctica permitió a Amazon inflar artificialmente los precios en todo el ecosistema del comercio electrónico, lo que finalmente llevó a que los consumidores estadounidenses pagaran miles de millones de dólares más de lo que habrían pagado de otra manera. El caso representa a casi 288 millones de compradores estadounidenses, todos los cuales supuestamente fueron afectados por las restricciones contractuales de Amazon sobre los vendedores externos.
Según la demanda, los vendedores que intentaban ofrecer precios más bajos que los listados en Amazon en plataformas rivales corrían el riesgo de ser sancionados con una menor visibilidad en las búsquedas, reducción de apoyo promocional o incluso la expulsión del sitio. Al aprovechar su posición dominante en el mercado, argumentan los críticos.
Amazon creó un entorno donde los precios inflados se convirtieron en la norma en lugar de la excepción. Amazon ha negado rotundamente las acusaciones, argumentando que sus políticas están diseñadas para proteger a los consumidores y mantener la confianza en su plataforma. Los abogados de la compañía insisten en que las llamadas reglas de “paridad de precios” garantizaban una competencia justa en lugar de sofocarla.
También enfatizan que Amazon continúa brindando un enorme valor a los clientes al ofrecer rapidez, conveniencia y precios bajos todos los días. No obstante, la decisión del juez de permitir que la demanda avance eleva dramáticamente la tensión, exponiendo a la empresa a posibles daños por miles de millones de dólares si es declarada culpable. Los expertos legales señalan que el resultado de este caso podría transformar no solo las prácticas comerciales de Amazon, sino también los estándares más amplios del comercio electrónico en Estados Unidos.
Si los demandantes tienen éxito, el fallo podría abrir la puerta a una regulación más estricta sobre cómo las plataformas dominantes interactúan con los vendedores independientes. El caso también pone de relieve el creciente escrutinio bipartidista sobre las grandes tecnológicas, ya que tanto legisladores demócratas como republicanos han expresado preocupación por los abusos antimonopolio en el mercado digital.
Se espera que el camino por delante sea largo y polémico. Amazon ya ha señalado su intención de apelar y puede intentar limitar el alcance del caso para reducir los posibles daños. Sin embargo, los defensores de los consumidores describen el fallo como un momento histórico, argumentando que demuestra la disposición de los tribunales estadounidenses a responsabilizar a las corporaciones poderosas por comportamientos monopólicos.
Con el potencial de convertirse en uno de los juicios antimonopolio más trascendentales de la década, la demanda colectiva contra Amazon será observada de cerca por reguladores, líderes empresariales y millones de compradores cuyos bolsillos podrían estar, en última instancia, en juego.