Los servicios de inteligencia de Corea del Sur advirtieron este jueves sobre la magnitud del arsenal nuclear que estaría en manos de Pyongyang. Según el ministro de Unificación, Chung Dong-young, se estima que Corea del Norte dispone de hasta 2.000 kilogramos de uranio enriquecido con una pureza superior al 90 por ciento, suficiente para fabricar más de 40 bombas atómicas.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) respalda esta valoración, señalando que solo cinco o seis kilogramos de plutonio bastan para construir un arma nuclear. Con la cantidad de uranio reportada, el régimen tendría la capacidad de producir “una enorme cantidad de armas nucleares”. Chung también aseguró que las centrifugadoras de uranio en Corea del Norte siguen operando activamente en al menos cuatro instalaciones diferentes.
Esta información confirma lo que desde hace años se sospecha en la comunidad internacional: que Pyongyang no solo posee armamento nuclear, sino que además mantiene un programa en expansión para reforzar su arsenal. Aunque el régimen rara vez admite públicamente la magnitud de sus reservas, los expertos coinciden en que dispone de “cantidades significativas” de material altamente enriquecido, la base esencial para la fabricación de ojivas nucleares. El ministro surcoreano subrayó la urgencia de detener este avance y descartó que las sanciones económicas puedan ser efectivas. “En el caso de Corea del Norte, las sanciones no funcionan.
La única salida real podría ser una cumbre entre Pyongyang y Estados Unidos”, advirtió, en referencia al aliado estratégico y garante de seguridad de Seúl. El líder norcoreano Kim Jong-un, por su parte, se mostró recientemente abierto a un posible reinicio de negociaciones con Washington, aunque bajo condiciones claras: que Estados Unidos abandone su exigencia de desnuclearización.
“Si Estados Unidos abandona su obsesión delirante con la desnuclearización y, en reconocimiento de la realidad, realmente desea una coexistencia pacífica con nosotros, entonces no hay razón para no cumplir con ese deseo”, declaró Kim, citado por la agencia estatal KCNA. No obstante, los gestos conciliadores contrastan con la posición oficial del régimen. Apenas en septiembre, Corea del Norte volvió a rechazar de manera categórica cualquier iniciativa para la desnuclearización.
Su misión ante la ONU reiteró que el estatus del país como potencia nuclear está consagrado “permanentemente” en la Constitución y es ya “irreversible”. Con ello, Pyongyang reafirma que considera su arsenal nuclear como un elemento central de su estrategia de supervivencia y disuasión. El programa nuclear norcoreano tiene un largo historial de confrontación con la comunidad internacional.
En 1994, el país se retiró del Organismo Internacional de Energía Atómica tras disputas por las inspecciones a sus instalaciones. En 2003, anunció su salida del Tratado de No Proliferación Nuclear, y en 2023 elevó aún más el desafío al consagrar su condición de potencia nuclear dentro de la Constitución nacional. Estos pasos consolidan un camino de difícil retroceso y mantienen en vilo a la seguridad internacional.