Corea del Norte ha comenzado a desmontar algunos de los altavoces propagandísticos que mantenía instalados a lo largo de la frontera con Corea del Sur, según informó este sábado el Estado Mayor Conjunto surcoreano.
Esta medida se produce poco después de que Seúl decidiera retirar sus propios altavoces, en lo que se interpreta como un paso destinado a reducir las tensiones y abrir la puerta a un posible acercamiento entre ambas naciones. Es la primera vez que se detecta este tipo de acción por parte de Pyongyang desde que el presidente surcoreano Lee Jae Myung asumiera el cargo hace dos meses e implementara políticas orientadas a reactivar el diálogo intercoreano.
Aunque el ejército surcoreano ha confirmado que la retirada se ha producido en ciertos puntos de la línea fronteriza, todavía no está claro si la medida abarca todo el perímetro. Los altavoces en la frontera han sido, durante décadas, un símbolo de la guerra psicológica entre ambos países, transmitiendo mensajes propagandísticos, música o incluso ruidos diseñados para incomodar a las tropas y ciudadanos del otro lado.
Esta práctica se remonta a la Guerra de Corea, que finalizó en 1953 con un armisticio y no con un tratado de paz, manteniendo técnicamente a ambas Coreas en estado de conflicto. La administración surcoreana actual, de tendencia más liberal, decidió suspender las transmisiones anti-norcoreanas como gesto de distensión, marcando un cambio significativo respecto a gobiernos anteriores más confrontacionales.
Corea del Norte, por su parte, no ha emitido confirmación oficial sobre la retirada de sus altavoces, pero analistas consideran que podría tratarse de un gesto recíproco en el marco de un incipiente deshielo diplomático. Las autoridades de Corea del Sur mantienen la vigilancia para evaluar el alcance y la permanencia de esta medida, que podría convertirse en un punto de partida para nuevas conversaciones entre los dos países.