Un hecho de extrema violencia sacudió la ciudad de Dallas, en el estado de Texas, cuando en horas de la mañana de este miércoles se registró un tiroteo en las instalaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE). Según la información confirmada por las autoridades locales y federales, el ataque comenzó alrededor de las seis y cuarenta de la mañana, cuando un hombre armado, ubicado en el techo de un edificio adyacente, abrió fuego contra el recinto.
En medio del caos inicial, se desplegaron decenas de vehículos de emergencia, patrullas y ambulancias que bloquearon por completo los seis carriles de la autopista cercana, dejando una imagen inusual de absoluta soledad en una de las vías más transitadas de la ciudad. Las autoridades han señalado que al menos tres personas resultaron heridas, una de ellas falleciendo en el lugar, mientras que el resto fue trasladado a hospitales de la zona en condiciones aún no esclarecidas.
El atacante, cuya identidad todavía no ha sido revelada, murió por una herida autoinfligida tras verse acorralado por los agentes de seguridad. Testigos y fuentes oficiales coinciden en que el ataque tuvo características propias de un francotirador, lo que refuerza la hipótesis de una acción premeditada. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, confirmó en un comunicado la gravedad de lo ocurrido, lamentó la pérdida de vidas y expresó su preocupación por lo que describió como “una violencia sin precedentes contra nuestros oficiales de inmigración”, al tiempo que pidió detener la escalada de ataques contra estas instituciones.
Por su parte, el director de ICE, Todd Lyons, señaló a la cadena CNN que los disparos provinieron desde un punto elevado con visibilidad directa hacia el acceso principal de la instalación, lo que explicaría la rapidez con la que se produjo el ataque y las dificultades de respuesta en los primeros minutos. Aunque hasta ahora no se ha confirmado el motivo detrás del tiroteo, el hecho ocurre en un contexto de fuertes tensiones políticas y sociales relacionadas con las políticas migratorias en Estados Unidos, y con críticas constantes hacia las operaciones de ICE.
La escena ha sido asegurada por completo, con un fuerte despliegue de agentes federales y estatales, mientras los investigadores recopilan pruebas en la zona y analizan las cámaras de seguridad y de tráfico para reconstruir la secuencia exacta de los acontecimientos. Lo cierto es que este ataque pone nuevamente en el centro del debate nacional la seguridad de las instalaciones gubernamentales, la protección de quienes están bajo custodia y el riesgo al que se enfrentan los agentes federales en medio de un clima de creciente polarización.