Opinión crítica: “¿Rearmarse o provocar? La expansión vital de Rusia y la OTAN en la cuerda floja” La propuesta de que los países miembros de la OTAN aumenten su inversión militar al 5 % del PIB no puede analizarse de forma aislada. Este movimiento es parte de una reacción directa ante la política de expansión vital que Rusia ha adoptado en los últimos años, con intervenciones en Ucrania, Georgia, Siria, y una presión constante en el Báltico y el Ártico.
La disuasión: ¿legítima o provocadora?
Desde el punto de vista de seguridad occidental, la lógica es clara: si Rusia avanza territorialmente, la OTAN debe fortalecerse para frenar esa expansión. Se trata de enviar un mensaje firme de que las fronteras europeas no están abiertas a la negociación por la fuerza. Pero aquí está el dilema: ¿rearmarse masivamente no genera también una respuesta equivalente del otro lado?
En vez de disuadir, podríamos estar alimentando una carrera armamentista global donde el riesgo de error, accidente o provocación crece con cada misil añadido. Rusia y su visión “imperial-civilizatoria” Putin no esconde su narrativa de “recuperar el espacio vital ruso”, apelando a historia, cultura y geopolítica.
Es una visión peligrosa, sí, pero también profundamente arraigada. La OTAN debe entender que el desafío no es solo militar, sino narrativo y cultural. Si no se combate con diplomacia, información y alianzas sólidas, las armas solas no bastarán.
¿Qué tipo de mundo queremos defender?
Aumentar el gasto militar puede parecer necesario. Pero la defensa sin diálogo es solo una forma lenta de preparar una guerra. Necesitamos invertir también en instituciones internacionales, medios de verificación, misiones diplomáticas y soluciones energéticas que liberen a Europa de dependencias.
Conclusión:
La expansión vital de Rusia es real. No puede ignorarse. Pero responder solo con tanques y submarinos es mirar con un solo ojo. La verdadera defensa de Occidente no será solo con armas, sino con ideas, unidad, y firmeza ética.