El Senado de los Estados Unidos ha entrado en la etapa más decisiva del debate sobre el polémico proyecto de ley presupuestaria propuesto por Donald Trump, conocido como el “One Big Beautiful Bill”. Tras una votación ajustada de 51 a 49, la cámara alta aprobó el inicio del debate formal y este fin de semana arrancaron las intensas jornadas de enmiendas conocidas como "vote-a-rama", un proceso legislativo en el que se presentan y votan decenas de cambios consecutivos sin pausas sustanciales.
Un paquete ambicioso y divisivo El plan de Trump incluye extensiones permanentes a los recortes fiscales de 2017, nuevos beneficios tributarios para trabajadores por propinas y horas extras, y deducciones ampliadas para familias de ingresos medios. Al mismo tiempo, propone recortes multimillonarios en programas sociales como Medicaid, asistencia alimentaria y subsidios ecológicos, mientras aumenta el presupuesto en defensa, inmigración y construcción fronteriza por más de $300 mil millones de dólares.
Pero el precio real de esta propuesta preocupa a los analistas: la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) estima que este plan generaría más de $3.3 billones de dólares en deuda adicional en la próxima década. El Senado dividido La votación inicial reflejó un Senado polarizado, con algunos senadores republicanos mostrando reservas sobre el costo del proyecto, mientras los demócratas lo califican de “injusto y peligroso”.
Las enmiendas que se están discutiendo buscan modificar puntos clave, como la reducción de recortes al IRS (que enfrenta despidos del 37 % de su personal), ajustes a las deducciones fiscales, y posibles límites a los incrementos de defensa. El líder de la mayoría en el Senado, John Thune, ha dejado claro que el objetivo es cerrar el proceso antes del 4 de julio, en un intento por capitalizar el impulso político de cara a las elecciones de noviembre.
¿Qué está en juego?
Más allá de los números, el proyecto representa una redefinición ideológica del rol del gobierno federal: menos intervención social, más estímulo económico por la vía tributaria, y una renovada apuesta por la seguridad y la frontera. Mientras tanto, sectores financieros internacionales ya muestran señales de preocupación por la estabilidad del dólar y el valor de los bonos del Tesoro estadounidense. La discusión apenas comienza, pero las decisiones que se tomen esta semana podrían marcar el rumbo económico, político y social de Estados Unidos para la próxima década.
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Presupuesto Trump 2025 – Análisis desde La Cruz del Sur