Rusia volvió a mostrar su peor cara: con la friolera de 728 drones y 13 misiles, cubrió a su país vecino, Ucrania, el miércoles por la noche. Miles de personas no durmieron ni un pestañeo: buscaron refugio en los huecos del metro o en los sótanos. Estaban acurrucados en tumbonas de camping y miraban ansiosamente el teléfono móvil, que no dejaba de hacer sonar la alarma.
El oeste del país, en particular, fue blanco de los ataques, anunció el miércoles la Fuerza Aérea de Ucrania. Se interceptaron 711 drones y al menos siete misiles. Las ciudades de Lutsk, Lviv, Khmelnitsky, Ternopil y Kiev se vieron particularmente afectadas. En las últimas semanas, Moscú había intensificado los brutales ataques, que son el tercero más intenso desde el comienzo de la guerra, desde finales de mayo.
Para ello, el jefe del Kremlin está recurriendo a cada vez más drones y misiles balísticos Shahed iraníes. Zelenski pide una respuesta "dolorosa" En este contexto, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, vuelve a pedir una postura más dura de los aliados contra el Gobierno de Moscú.
"Este ataque es significativo, y se produce en un momento en el que se han hecho tantos esfuerzos para lograr la paz y un alto el fuego, pero solo Rusia sigue rechazándolos", dijo enojado.Por lo tanto, se necesitan sanciones "dolorosas" y más medidas punitivas contra el comercio de petróleo crudo ruso.
Los que compran este petróleo financian asesinatos, el presidente ucraniano no escatimó palabras feroces. "Nuestros socios saben cómo ejercer presión para que Rusia piense en poner fin a la guerra, no en nuevos ataques. Si quieren la paz, tienen que actuar", apeló Zelenskyy.